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sábado, 9 de agosto de 2014

Yo no viajé solo en ese bondi



Era viernes a la noche. La luna redonda, blanca y brillante como una lámpara china era la única iluminación de las calles de Nirag. Todo estaba muy tranquilo y sereno. La gente ya soñaba desde sus camas con ese tercer mundial que no se pudo conseguir. Los locales estaban detrás de sus cortinas de metal con graffitis tontos y hasta bizarros. Una luz roja y azul de algún patrullero se veía muy a lo lejos.  El viento me venía de costado y me pegaba en la oreja derecha haciéndome congelar esa parte de la cara. Mi campera y mi gorro de lana gris comprado en la tienda de Chacho eran la única protección de la briza invernal. En fin. Después de caminar seis  cuadras, recuerdo que apoyé el traste contra la pared para esperar el bondi. El último de la noche. Si lo perdía, sonaba. Sé que estaba con bronca, porque tenía la sensación de que ya no había más colectivos. Pero bueno, no pensaba volver a casa y perderme juntada con los pibes. No tenía ganas de estar toda la noche en mi cuarto viendo boludeces en Youtube. 

Miré mi reloj de aguja aprovechando que la luna alumbraba un poco y ví que eran las 11 de la noche. En ese momento escuché a alguien putear. -¡Que colectivo de porquería, siempre lo mismo. Dice que viene menos cuarto o menos veinte pero cae cuando se le canta el culo!-. Era Chacho con la ropa blanca del laburo y se acercó para hablarme -¿Cómo andas, pibe? ¿Hace cuanto estás esperando? ¡No lo vas a poder creer, nene! Se me rompió el Ford ¡Me quiero matar!. Le respondo -¿Pero usted no trabajaba a la mañana Chacho?.  - Si, pero vengo de tomar un par de copas con los muchachos y pasé por casa para decirle algo a mi mujer. Igual... Total, mañana no creo que labure-.

El ruido del bondi se escuchaba a lo lejos.Se vino acercando lentamente hasta iluminarme la cara en ese barrio oscuro. Chacho subió primero y "saludó" al conductor -Siempre lo mismo ¡Eh! ¿Porqué no ponen mas colectivos en la linea? ¿Porque no hay choferes como la gente?-

Pasé la tarjeta Sube por el aparatito y la pantalla me marco menos diez. Ese número tan lindo en el Chinchón pero tan desagradable para el boleto, el de vuelta. -¿Cómo me iba a volver?- Bueno, no importa. Recuerdo que me subí, me senté en el primer asiento y arrancó el bondi.
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Ya estábamos en pleno viaje hace más o menos media ahora. Fue ahí donde miré para atrás y vi que Chacho había desaparecido. -Seguro se bajó en la parada anterior. Ni lo saludé, pobre tipo- Pienso -Eso es por estar escuchando música con los auriculares a todo lo que da-. Pensaba, en ese momento mientras escuchaba un temazo de AC-DC, en la revancha del PES en la Playstation de mi amigo, Coco. Íbamos por la ruta. El chofer me miraba de reojo. Pensé que capaz creía que le iba a afanar, pero nada que ver. El bondi dobló raro y eso me llamó la atención. Nos estábamos metiendo por otro lado. -¿Porque agarra por acák maestro?- Le dije al muchacho. -No, amigo. Doblo porque si agarro por Panamericana es un quilombo. Me dijeron recién que se hicieron mierda dos en la ruta y esta todo estancado.- Respondió mientras metíamos por colectora. Yo jamás había pasado por ahí.

En ese momento, mientras íbamos por las calles empedradas o agujereadas -No recuerdo bien- Empecé a escuchar el sonido timbre naranja del fondo. Sonaba sin parar. Una y otra vez.  La cara del chofer interpretaba lo que estaba sintiendo yo en ese momento. Sentía una especie de escalofrió que me paralizaba el corazón. Suspiré de golpe. El colectivero frenó el bondi y me miró haciéndome montoncito con su mano derecha mientras me observaba con sus ojos saltones de pánico. No me dijo nada pero sentí que con sus labios mudos me decía algo como -¿Qué carajo pasa?-. Moví mi cabeza de un lado a otro en forma de negación y subí los hombros para responderle en su mismo idioma. El timbre se detuvo, el colectivo estaba parado y no arrancaba. Las luces del interior del bondi prendían y apagaban. El motor no respondía. El timbre no sonaba. Todo era silencio en ese barrio desconocido de Márquez.

Aburrido, observaba a través de la ventanilla de mi derecha que solo reflejaba el interior del colectivo que aparecía y desaparecía por motivo de esas luces que no se quedaban quietas. Miraba un paredón blanco que solo era iluminado por el bondi. Fue ahí donde de repente todo se puso oscuro y en aquella ventana, una cara pálida y borrosa de un hombre apareció frente a mi. Salté del susto y le conté al chofer lo que vi.  El tipo se reía para no llorar. El estaba más asustado que yo. De golpe, el sonido del motor hizo que nos vuelva el alma al cuerpo ¡Arrancó!

El recorrido continuó y el tipo, en medio de tanto silencio, me habló -Se ve que aflojó el tráfico pibe. Mejor nos metemos de vuelta a Panamericana. Acá esta todo raro- Dijo mientras una risa sacrificada se reflejó en su rostro. Todo parecía volver a la normalidad. -Seguramente fue una boludez mia- Pienso mientras subimos con el colectivo para retomar la ruta. Pero apenas dejamos colectora el timbre volvió a sonar y el bondi se volvió a parar. Esta vez nos quedamos clavados en una parada sobre Panamericana. Entonces fue donde ambos tomamos la decisión errónea de ver para atrás. El hombre de la cara  blanca estaba parado en la puerta de atrás, como a punto de bajar. Nos miró con una sonrisa burlona y aterradora. El chofer le abri. El hombre bajó y se dirigió caminando lentamente hacia delante del colectivo. Había un Ford destruido. Miro entonces a mi izquiera. El colectivero estaba tirado sobre el volante con pedazos de vidrio en su cabeza.